Abe's Brain

martes, marzo 24, 2009

A bang on the ear

Hace poco más de una semana me desperté con dolor de cabeza y con un zumbido en un oído. En ese momento no parecía demasiado preocupante, pero aunque el dolor se pasó a lo largo del día el zumbido seguía ahí. Y con el zumbido llegó de la mano una leve pérdida de audición. Y eso ya me tocó las narices, porque para un sentido (de los 5 básicos) que me funciona a la perfección tampoco era plan de perderlo. Encima si me quedara sordo probablemente escuchar música no iba a ser lo mismo, y hay un montón de grupos que debería escuchar pero nunca me animo. Total que me compré un “Audispray”. Se trata de un spray para los oídos (ja, ni lo sospechabais) que disuelve el cerumen y facilita su limpieza. Sale en televisión, por lo que seguro que es infalible.


Lo cierto es que no ayudó. No sólo no se me destaponó el oído sino que provocaba un zumbido nuevo. Hasta ahora había padecido zumbidos, pitidos, esa sensación en los oídos que tienes a grandes alturas, una especie de presión física, esa otra sensación que tienes cuando sales de un local con la música muy alta y había escuchando mi propia circulación pero amplificada… esto era distinto, se parecía a lo de escuchar el paso de la sangre pero sin seguir un ritmo constante (seguramente porque fuera parte del líquido dando vueltas por ahí dentro).


Total, que pedí cita en el otorrinolaringólogo con 4 opciones en mente de lo que me podía pasar:

- Un tumor en el cerebro presionaba contra mi oído interno. Desarrollaría poderes mentales como telequinesis y podría aprender portugués fluido en 30 minutos. Seguramente lo del portugués fuera extensible a cualquier otro conocimiento. Evidentemente el cáncer podría matarme, pero vete tú a saber, seguro que soy un caso único.

- Estoy desarrollando un superpoder, como los X-Men o los tipos de Héroes. Superaudición no es el superpoder más cool que pueda imaginar pero ya se me ocurriría alguna forma de usarlo. Por si acaso me tenía que transformar en un superhéroe o villano de repente iba a ir a la consulta con traje y camisa negra: un atuendo menos “superheroico-cómic” pero más “superheroico-película de Hollywood”… hay que tener visión de futuro.

- El Gobierno de los Estados Unidos está probando un nuevo método de comunicación secreta directa a la mente humana. Soy uno de los sujetos de prueba pero me han borrado la memoria y no descifro bien el código. Tengo que iniciar una épica venganza intercontinental.

- Un tapón de cera. ¿Un diabólico tapón de cera de otra dimensión que me susurra que haga el mal? No, un tapón de cera.


Así que voy a la clínica, me hacen una ficha y me mandan pasar sin ningún tipo de espera (y llegando 5 minutos antes…). Me recibe un doctor claramente demasiado acostumbrado a hablar con señoras mayores. Es decir, me trata de usted pero al mismo tiempo lo hace como si fuera un poco lento, de modo que él habla despacio y se repite un pelín. Le cuento mis síntomas (bah, sin pizarra ni nada) y me examina con un aparatejo.

- Doc: Ah, no, que es la otra, ¿verdad?

- Abe: No no, esa, la izquierda.

- Doc: Ah, es que no tiene nada raro. Voy a mirar la otra

- (Esto no me tranquiliza porque por un lado igual piensa que no distingo izquierda y derecha; y por otro, si no se ve nada no va a ser cera.

- Doc: La derecha también está bien. Están igual.



Me hace otra prueba con un hierro que al golpearlo vibra y suena bastante. Hay una posición, en contacto por detrás de la oreja, en que no lo oigo. Me dice que igual lo que está afectado es el nervio así que me hace la prueba de los auriculares y los pitidos… Con los ventiladores de su ordenador girando a todo trapo y con una limpiadora pasando la fregona tras la puerta. Vamos, ni en un templo Zen hay tanta tranquilidad. Cuando sonó el timbre del portal de la clínica estuve por pulsar el botoncito en plan coña, pero no noté muy guasón al tipo.


Total que, en definitiva, sí que perdí algo de audición por un oído. Como es sin causa aparente dice que será vírico. “Sordera súbita” es el término, pero a mi me suena a lo que te dicen cuando no saben lo que es: “un virus”. Me tengo que hinchar a corticoides y otra pastilla para que los corticoides no me hagan un agujero adicional en el estómago. Cuando le pregunté si iba a recuperar la audición perdida me dijo que sí, pero levantó un poco los hombros en plan “qué se yo…no soy médico”.


Sordera súbita no tiene mal nombre como superpoder, pero si no es para provocárselo a mis enemigos casi que no lo quiero. Bueno, los medicamentos, celosos, me han dado otro don de dudosa utilidad: vejiga superpequeña.

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