Abe's Brain

martes, diciembre 27, 2005

Material World

Ahora que gano un (irrisorio) sueldo lo único en lo que pienso es en gastarlo. Lo lógico sería que me dedicara a recuperar el dinero que gasté en la matrícula, pero eso suena bastante aburrido.

Así que desde que soy becario ojeo furiosamente todo tipo de catálogos mínimamente relacionados con la informática que pasan cerca de mis manos, visito varias veces al día Xataka con esperanza de encontrar algo interesante entre miles de gadgets extraños y sopeso pros y contras de las cosas que me podría comprar. Muchas son la opciones, portátiles, pda’s, consolas, reproductores mp3, etc.

Reconozco que me encanta la tecnología. Sin embargo tampoco me agrada tener cosas para no usarlas. Tengo dos cámaras digitales que le regalaron a mi madre (bastante aceptables cada una cuando se las dieron) y apenas he sacado media docena de fotos (algún día explicaré por qué). Saber que están ahí y no usarlas e hace pensar más detenidamente en si realmente necesito más cosas o no.

Lo cierto es que no. Mi ordenador fue intensamente renovado hace no mucho, tengo un mp3 de 512 megas que lleno cada dos semanas y un móvil que no pesa mucho. Y sería un niño feliz en ese aspecto de no tener de compañero a un tecno-hombre.

Yo lo que soy es muy caprichoso; que es lo mismo que decir envidioso, pero este es mi blog y aquí se insulta al resto de la gente. Y claro, subo a la facultad y veo ordenadores portátiles, pda’s, consolas portátiles, etc… y pasa lo que pasa. Os transcribo lo que fueron y son mis reflexiones al respecto.

Ahorrar para comprar un ordenador es lo más común que he visto entre los becarios. Pero como el de sobremesa lo tengo prácticamente nuevo, en mi caso sería un portátil. Con un portátil podría llevar (y tener) cosas en la facultad que no puedo con un simple pen-usb; es decir, montones de juegos nuevos. No nos vamos a engañar, si bien también me serviría para llevar mi (futuro) proyecto fin de carrera, uno no se gasta 1.000 euros en un recipiente para miles de líneas de código. Es decir, en los ordenadores de becaría puedo instalar un entorno de programación a mi elección y llevar los fuente en mi usb. A partir de ahí sería aumentar mis horas gastadas con el ordenador, y no son pocas.

La siguiente reflexión fue tal que así: con mi reproductor de 512 megas estoy contento. Ya me cuesta a veces meter 6 o 7 discos, no necesito uno de un giga. Sólo me plantearía cambiarlo por uno que me permitiera meter toda mi música; no sé, de unos 80 gigas. Lo que siguió fue una intensa búsqueda de reproductores de ese estilo (genial, ahora me sugestiono a mí mismo). Lo más parecido y no que oliera a estafa son los iPod de 30 y 60 gigas. El segundo es un pelín caro, y el primero es la mitad de capacidad y (aunque no sé si es probable) no me gustaría no poder meter toda mi música. Además está el tema de lo ‘cool’ que es tener un iPod (esto lo comento como cosa negativa), aunque debe de ser bastante fiable. Estos días esta opción volvió fuertemente a mi mente.

Como ya comenté en el post anterior necesito algo de organización en mi vida, y se ve que las PDA’s son precisamente para eso. Sin embargo, nunca fui demasiado constante en apuntar cosas en agendas y tampoco me gustaría tener que organizar hasta el último segundo de mi tiempo libre (más que nada porque cuando me dará la risa cuando vea un “Dibujar tal viñeta” o “Leer tales apuntes” y lo que me apetezca sea “Jugar al GTA”)

Si lo que queremos es totalmente lo contrario, siempre me puedo comprar una consola portátil, ahora que las Nintendo DS revolotean a mi alrededor. Eso si que sería de verdadero envi caprichoso. Me costó bastante resistirme. Pasé muchas horas mirando si la DS se podía usar de agenda en plan PDA (se ve que no); pero finalmente lo superé. Entre otras cosas porque no hago largos viajes en tren o autobús.
La PSP es realmente cara y seguiría este último razonamiento.

Y mejor no menciono el tema de algún instrumento musical, que me limito a descartar en aras de no intentar abarcar demasiados "me gustaría aprender a ..."

Nada más que se me ocurra por el momento, pero esto no es normal, oiga. Que esto no puede ser bueno para la paz espiritual. A ver dónde se ha quedado aquello de que lo importante no son los regalos sino pasar la Navidad en familia y todo eso. Además igual debería ahorrar, que con esto de la ley contra el tabaco nunca se sabe...

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miércoles, diciembre 07, 2005

Desgana y apatía

Puede que suene raro, pero cuando me apunté a becaría una de las razones era para estar algo más atareado, estresado más bien. Pensaba en el cansancio que decía tener Brenes en su blog hace algo más de un año. Sí, puede rozar la estupidez, pero de vez en cuando tengo arrebatos en plan ‘ahora vas a saber lo que es bueno’. Una especie de justicia divina, o si preferís, una forma de ponerse a prueba.

Si bien es cierto que no voy a tantas clases como podría ir Brenes o yo mismo el año pasado no noto el cansancio o estrés esperado. Yo lo definiría más bien como una apatía crónica. En Septiembre estuve trabajando unas 7 horas al día en el estanco y lo aguantaba sin problemas. Iba por la mañana, comía, descansaba, iba por la tarde y de vuelta a casa a descansar. De hecho era hasta llevadero. Con esto de la becaría es bastante diferente. El horario es, básicamente, una mierda.

El hecho de entrar a las 11:30 hace que la mayoría de las mañanas, aunque me levante a las 8, las pase sin hacer nada más que estar con el ordenador. De vez en cuando me da por jugar o ver extras de un dvd, pero poco más. Comer a eso de las 4 tampoco es el colmo de la diversión. Del mismo modo, las tardes que tengo totalmente libres (jueves y viernes) las desperdicio de manera salvaje.

Simplemente es que no me apetece hacer nada. No estudio, no escribo en el blog, no dibujo, apenas veo películas, apenas leo, no programo… Prácticamente en casa me dedico a escuchar música, ver extras de Matrix, jugar poco al ordenador y ver alguna serie en la FOX. Que puede estar bien, pero no era el objetivo; y a la larga no suena muy productivo.

De vez en cuando me enfado y decido que me voy a organizar y a aprovechar el tiempo. Esos suelen ser los días en que, en vez de quedarme un rato en la cama, me levanto inmediatamente (como el año pasado). Lo que suele pasar es que tengo más tiempo para desaprovechar o, como mucho, una mañana un poco productiva.

Yo creo que es el horario. Este horario de mierda sumado a que, las clases a las que voy tienen también horarios malos, hace que al llegar a casa no me apetezca hacer demasiadas cosas.

Dejar las cosas para hacer en becaría tampoco es la solución definitiva. En veinte minutos he visitado prácticamente todo lo que se me apetece ver de internet a falta de mi carpeta de favoritos. Parece que cada vez que saco un libro leo un par de páginas y hay trabajo que hacer. Y llevaría para dibujar, pero tampoco me ilusiona parecer un artista con su jersey negro de cuello alto, al menos dibujando como dibujo.

En fin, que o consigo cambiar mi horario al de las 8:30 (cosa que parece difícil) o me creo una rigurosa rutina para seguir todos los días me apetezca o no. Gruñido de disgusto.

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