Material World
Ahora que gano un (irrisorio) sueldo lo único en lo que pienso es en gastarlo. Lo lógico sería que me dedicara a recuperar el dinero que gasté en la matrícula, pero eso suena bastante aburrido.
Así que desde que soy becario ojeo furiosamente todo tipo de catálogos mínimamente relacionados con la informática que pasan cerca de mis manos, visito varias veces al día Xataka con esperanza de encontrar algo interesante entre miles de gadgets extraños y sopeso pros y contras de las cosas que me podría comprar. Muchas son la opciones, portátiles, pda’s, consolas, reproductores mp3, etc.
Reconozco que me encanta la tecnología. Sin embargo tampoco me agrada tener cosas para no usarlas. Tengo dos cámaras digitales que le regalaron a mi madre (bastante aceptables cada una cuando se las dieron) y apenas he sacado media docena de fotos (algún día explicaré por qué). Saber que están ahí y no usarlas e hace pensar más detenidamente en si realmente necesito más cosas o no.
Lo cierto es que no. Mi ordenador fue intensamente renovado hace no mucho, tengo un mp3 de 512 megas que lleno cada dos semanas y un móvil que no pesa mucho. Y sería un niño feliz en ese aspecto de no tener de compañero a un tecno-hombre.
Yo lo que soy es muy caprichoso; que es lo mismo que decir envidioso, pero este es mi blog y aquí se insulta al resto de la gente. Y claro, subo a la facultad y veo ordenadores portátiles, pda’s, consolas portátiles, etc… y pasa lo que pasa. Os transcribo lo que fueron y son mis reflexiones al respecto.
Ahorrar para comprar un ordenador es lo más común que he visto entre los becarios. Pero como el de sobremesa lo tengo prácticamente nuevo, en mi caso sería un portátil. Con un portátil podría llevar (y tener) cosas en la facultad que no puedo con un simple pen-usb; es decir, montones de juegos nuevos. No nos vamos a engañar, si bien también me serviría para llevar mi (futuro) proyecto fin de carrera, uno no se gasta 1.000 euros en un recipiente para miles de líneas de código. Es decir, en los ordenadores de becaría puedo instalar un entorno de programación a mi elección y llevar los fuente en mi usb. A partir de ahí sería aumentar mis horas gastadas con el ordenador, y no son pocas.
La siguiente reflexión fue tal que así: con mi reproductor de 512 megas estoy contento. Ya me cuesta a veces meter 6 o 7 discos, no necesito uno de un giga. Sólo me plantearía cambiarlo por uno que me permitiera meter toda mi música; no sé, de unos 80 gigas. Lo que siguió fue una intensa búsqueda de reproductores de ese estilo (genial, ahora me sugestiono a mí mismo). Lo más parecido y no que oliera a estafa son los iPod de 30 y 60 gigas. El segundo es un pelín caro, y el primero es la mitad de capacidad y (aunque no sé si es probable) no me gustaría no poder meter toda mi música. Además está el tema de lo ‘cool’ que es tener un iPod (esto lo comento como cosa negativa), aunque debe de ser bastante fiable. Estos días esta opción volvió fuertemente a mi mente.
Como ya comenté en el post anterior necesito algo de organización en mi vida, y se ve que las PDA’s son precisamente para eso. Sin embargo, nunca fui demasiado constante en apuntar cosas en agendas y tampoco me gustaría tener que organizar hasta el último segundo de mi tiempo libre (más que nada porque cuando me dará la risa cuando vea un “Dibujar tal viñeta” o “Leer tales apuntes” y lo que me apetezca sea “Jugar al GTA”)
Si lo que queremos es totalmente lo contrario, siempre me puedo comprar una consola portátil, ahora que las Nintendo DS revolotean a mi alrededor. Eso si que sería de verdadero
La PSP es realmente cara y seguiría este último razonamiento.
Y mejor no menciono el tema de algún instrumento musical, que me limito a descartar en aras de no intentar abarcar demasiados "me gustaría aprender a ..."
Nada más que se me ocurra por el momento, pero esto no es normal, oiga. Que esto no puede ser bueno para la paz espiritual. A ver dónde se ha quedado aquello de que lo importante no son los regalos sino pasar la Navidad en familia y todo eso. Además igual debería ahorrar, que con esto de la ley contra el tabaco nunca se sabe...
Etiquetas: beca informática, caprichos