Abe's Brain

viernes, junio 25, 2004

Creando estilo

V: Buenos días, ¿en qué puedo ayudarle?
E: Hola, ¿es aquí la sección de cambios y devoluciones?
V: Sí señor, ¿en qué puedo ayudarle?
E: Sí, es que quiero cambiar de estilo
V: ¿Le ocurre algo al que tiene? Parece estar en perfecto estado
E: Sí bueno, no es que no funcione bien; es que no me acaba de convencer. No me siento cómodo con el. Es como si fuera demasiado indefinido, no parece un estilo. Querría probar algo nuevo.
V: No hay problema. Pase por aquí

Pasan a la trastienda

V: ¿Tenía pensado algo especial?
E: La verdad es que no, pero me gustaría alguno que no me diese demasiados problemas
V: Por supuesto. Que le parece si le cortamos el pelo y le hacemos unas mechas con agua oxigenada. Un poco de gomina, unas sudaderas de Rottweiler y como nuevo. Un estilo jovial, dinámico y no le creará demasiados problemas
E: … Eh… no, no. No me convence la idea del pelo, el pelo de mi estilo actual está bien
V: No se apure, sólo estamos empezando. Supongo que dejaremos también el estilo rapero… Bien, bien, así que el pelo largo, ¿verdad?
E: Sí, si es posible, sí. Pero, bueno, ya me entiende, tampoco querría ser tajante. Usted tiene más experiencia en esto…
V: Tranquilo. ¿Le gusta el rock? ¿Qué le parece el estilo de los nuevos rockeros? ¿Ha oído hablar de Jet?
E: Sí, he visto el video
V: Excelente. Pues las puntas un poco más abiertas, barba de unos días, unos vaqueros y una camiseta gastada. Los vaqueros también gastados, y con la pernera ancha, creo que tenemos unos por aquí. Bueno, ¿qué opina?
E: Oh, esto es otra cosa, me gusta. Creo que podría acostumbrarme a este estilo. Aunque, no sé, quizá no me quedara tan bien y…
V: No se precipite, tenemos todo el tiempo que quiera, el estilo es algo muy importante. Dejemos este apartado, le voy a enseñar algún otro.
E: Está bien
V: De acuerdo, ¿qué le parecerían unas rastas? Rastas, ropa colorida, conexión con la naturaleza…
E: Humm, quizás, me gustan las rastas. Aunque no se me dan bien los malabares. Además todo el mundo pensaría que tengo el pelo sucio.
V: Tiene razón, pero entonces puede que lo que necesite sea olvidarse del mundo... El pelo un poco más alborotado y unas gafas de pasta. Podemos conservar el flequillo pero tendríamos que cambiar la raya de sitio y podría dejarse patillas. Lo acompañamos con unos libros y unos sentimientos de ser incomprendido y listo
E: Suena interesante lo de la incomprensión. ¿Cree usted que me iría bien?
V: Oh, desde luego caballero.
E: Pero, no sé si sería capaz de aguantar la presión social, las miradas…
V: De todas formas usted podría volver y le devolveríamos su estilo.
E: Creo que tengo que pensarlo. No querría tomar una decisión tan importante de manera impulsiva. Volveré la semana que viene, gracias
V: Gracias a usted caballero. Que pase un buen día.

Etiquetas: , ,

martes, junio 22, 2004

El repartidor

Estás estudiando. Ayer fue lo que se podría considerar, tras muchos años, un día de estudio. Hoy debería ser igual, pero suena el teléfono. Un deber filial te reclama, tienes que llevar tabaco a un par de sitios. Con tal de perder el mínimo tiempo posible bajas sin rechistar. Coges una bolsa y vas al primero de ellos

Yo: Hola, vengo del estanco…
Tipo: Eh, vaya, sí, ¿cuánto es?
Y: 197 euros. Tengo cambio por si quieres…
T: Uff, bueno, es que verás, antes que tú vino otro y ya me sableó 200€ y ahora llegas tú…
Y: (Warning warning) Ya
T: Y el caso es que no vino la dueña con el dinero y yo ahora no tengo

Por tu mente pasan imágenes de películas de mafiosos. “Así que no quiere pagar, eh”. Te imaginas acompañado de Luigi tirando un taburete al suelo. “Debería andarse con cuidado, viejo, porque las cosas se pueden romper”

Y: (Ceja arqueada) A ha…?
T: Bueno, ¿tienes mucha prisa?
Y: Eh… bueno, mucha no; pero bueno…

¿Prisa?, piensas. Tienes que hacer unas prácticas, preparar un examen y éste ni siquiera es tu trabajo. Defina prisa

Alguien te susurra en tu oído izquierdo. Te dice que sólo quiere que te vayas y que no te va a pagar. Además te dice que vas a llegar de vuelta, sin dinero, y te caerá una bronca. Te quiere engañar, ¡a ti!, nada más y nada menos

En tu oído derecho suena otra canción. Sabes que, en condiciones normales, tus padres dejarían allí el tabaco y pasarían otro día, cuando hiciera el siguiente pedido, a cobrar. Además el tipo parece un buen hombre y se le ve que realmente está sufriendo. Se debe pensar que es tu primer día de trabajo y no quiere ponerte en la estacada. Parece que está buscando en su cartera

Pues nada, que busque. Nunca has entendido la política de ‘fiar’. Desde muy antiguo se lleva usando este sistema de trueque de bienes por dinero. Así que te sientas en la barra, coges el periódico y te envuelves en un halo de indiferencia

Un minuto después…

Vaya, el hombre realmente busca dinero desesperadamente… Y yo sin teléfono móvil, le voy a sugerir que llame…

T: Bueno, toma, creo que ya está. Luego tendré que ir al banco que es lo que me mata
Y: Claro, si yo lo entiendo…

En ese momento entra la dueña. El tipo le pregunta una y otra vez si trajo el dinero, hasta que a la tercera le responde que sí.
Finalmente te vas; con el dinero. Tranquilo porque sabías que irte sin él supondría estar preocupado hasta que pagase, pero en parte dolido por no haberte fiado del hombre.

Etiquetas: ,

domingo, junio 20, 2004

El mundo de los sentidos

Vaya, he estado vago estos días y se me ha pasado una actualización. Sí, es posible que no os hayáis dado cuenta pero hasta ahora este blog se actualizó los días impares. La verdad es que yo tampoco me di cuenta hasta la séptima u octava actualización; supongo que todo fue fruto de la casualidad

Pero hoy no voy a hablar de mí sino de un documental que acabo de ver en el plus. Era un episodio de una serie de documentales dedicados al mundo de los sentidos. La primera parte era sobre el dolor y cómo controlarlo. Sólo llegue a ver cómo por medio de auto-hipnosis un tipo normal era capaz de sentir unos pinchazos de agujas en su mano como si fuera un cosquilleo. Bueno, no era nada demasiado nuevo para mí; yo ya estaba convencido que muchas de las enfermedades leves se ven empeoradas por la mente

Pero la segunda parte trataba de la visión. Y fue realmente genial. Empezaban pidiéndote que pusieras a grabar el video para que pudieses comprobar cuántas cosas te ibas a perder. Qué absurdo…

Hablaron de cómo, en realidad, sólo una pequeña parte de nuestro ojo percibe con claridad y el resto lo hacía borroso y monocromáticamente. Pero que la sensación de buena visión venía dada por una serie de movimientos rápidos del ojo que se concentraba en puntos que considerábamos importantes, registrándolos y dando dicha sensación. Luego hablaron, entre otras cosas, de cómo nos podemos perder cosas aparentemente importantes porque el cerebro sólo puede concentrarse en una cosa que ve a la vez.

Pero bueno, lo realmente interesante del documental eran los experimentos por los cuales probaban lo que decían. A tres personas les colocaron unas cámaras que registraban todo lo que ellos miraban y les metieron en un bar. Les dejaron dos minutos solos en una mesa, en la de enfrente había 3 modelos. Luego les recogían y les mostraban lo que habían estado mirando. Ninguno se había dado cuenta de todo (más bien de nada) de lo que había estado mirando.

Otro experimento consistía en unas gafas que le daban la vuelta al mundo. Y entonces el sujeto tenía graves problemas para acostumbrarse a su nueva percepción del entorno; bastante cómico. También dijeron que los bateadores eran capaces de, en milésimas de segundo, analizar la velocidad de la bola, su dirección, su giro y actuar en consecuencia. Estaban prediciendo el futuro porque en realidad a esa velocidad no pueden ver la bola acercarse

Pero los 2 experimentos que más me gustaron fueron los siguientes. En el primero un tío con un casco de obrero paraba a alguien en un centro comercial para preguntarle una dirección. Mientras hablaban, entre ellos, pasaban otros con una puerta de madera y el primer tipo se cambiaba por otro con un casco y ropa similar. Muy pocos se dieron cuenta del cambio.

En el segundo a unas 20 personas les ponían un video. Tenían que contar los pases que se hacían unos jugadores de baloncesto. Para hacerlo más difícil sólo los pases que hacían los jugadores con uniforme amarillo contaban. A la mitad del video pasaba un hombre disfrazado de gorila, se paraba en el centro de la pantalla y se daba unos cuantos golpes en el pecho, luego se iba. Unas cuatro de las veinte personas se dieron cuenta. Del resto muchos ni se lo creían al ver el video otra vez

Sin duda un pepino de documental. Tú estás ahí estudiando una carrera de mierda, creando unos programas inútiles y hay gente que está haciendo eso… Pero lo mejor vino al final. Cuando, suponiendo la incredulidad de muchos, pusieron todas las veces que el hombre disfrazado de gorila había aparecido en los experimentos anteriores. Y es que, parece ser, que ya no nos podemos fiar ni de lo que vemos.

Etiquetas:

jueves, junio 17, 2004

Oh, think twice

No has ido al examen, pero has salido de casa. Te diriges a la facultad pero no tienes prisa, así que das un pequeño rodeo. De vez en cuando sueles hacerlo; alguno de esos días que a las 9 no te apetece ir a clase. Es uno de esos pequeños placeres de la vida

Llevas media hora caminando, tomando algunas calles al azar y otras, por encontrarte con menos gente, premeditadamente. Has pasado por La Losa cuando llegas a una gran plaza cuyo nombre nunca has sabido. Mientras la atraviesas te parece ver algo en uno de los bancos unos metros por delante de ti.

Pero no es algo sino alguien. Es un ‘sin techo’ que está tumbado de lado en el banco. Sin techo, curiosa palabra; ¿pretende ser un eufemismo? ¿Algo que precise más el ser un vagabundo? Qué más da, eso no importa ahora. Te fijas en la gente. Un simple vistazo les basta para no volver a mirarle. Incluso procuran pasar lo bastante alejados, con la mirada esquiva. No es alguien sino algo.

Tú pasas bastante más cerca. Te fijas en él. Está despierto, mirando al resto. Un momento, ¿qué es eso en su mirada? ¿Felicidad? ¿Un sentimiento de superioridad tal vez? No, imposible. Él es un vagabundo. ¿Acaso el hecho de estar allí tumbado mirando a la gente le da más perspectiva? ¿Es posible que sea él quién se compadezca de ellos, de nosotros, por ignorarle? No, no, qué estupideces dices. Cómo va a ser eso; lo que pasa es que vive feliz en su ignorancia. No es culpa suya.

Ya lo has dejado atrás. Vaya, quizás deberías haberle dado algo. No estaba pidiendo, pero seguramente lo necesitaba. Te viene a la mente el tipo que te encontrabas pidiendo de camino a la facultad. Lo recuerdas perfectamente; cómo también era ignorado, su mirada de profundo agradecimiento cuando le dabas unas monedas. ¿Se acordaba de ti de un día para otro? ¿Le dolería entonces los días que negabas con la cabeza cuando extendía la mano? Parecía un buen hombre, deberías haberte tomado la molestia de pararte un día a hablar con él. ¿Alguna vez lo pretendió él? Puede que le hubieras dado un poco de felicidad. Invitarle a un café… Ni siquiera te quitabas los cascos para oír sus agradecimientos. ¿Qué habrá sido de él? Simplemente un día desapareció y no volvió. Se habrá ido a pedir a otra calle, o a lo mejor salió adelante. Sí, seguro que sí, seguro que…

Maldita sea, ahora estás muy lejos. Dar media vuelta sería demasiado complicado. Dar la vuelta, caminar 30 metros e ir a hablar con aquel hombre… no, otra vez será. Además seguro que está borracho. Sólo me faltaría eso, que me montara un escándalo. Quieres ayudar y acabas peor parado, vagabundos… Seguro que si está en la calle es porque se lo merece; en el fondo todos recibimos lo que nos merecemos. Además seguro que tampoco ha hecho nada por dejarla. Sí, ya te sientes mejor. Tú a lo tuyo, debes seguir tu camino.

Etiquetas: , ,

martes, junio 15, 2004

Don't give up

Iba a seguir con el post anterior, pero me veo obligado cancelar la programación para hablaros de esto.

Estamos en época de exámenes, el mes está plagado de ellos y ya sabéis cuál es mi mecánica de estudio. La suma de todo esto da lugar a la inevitabilidad (gracias, Brian) de tener que dejar algún examen para Septiembre. Esto es algo que no me gusta hacer. Puedo aceptar una previsión a largo plazo (aunque carezco de ella) antes de empezar los exámenes: me presento a 6, dejo 3 para Septiembre, etc… pero cuando lo haces en medio del mes no es otra cosa que una rendición.

Sí, lo podemos enmascarar con una bonita dialéctica para evitar sentirnos despreciables, pero la verdad está ahí. Tenías un examen, no lo has estudiado lo suficiente, así que no te presentas; te has rendido. Pero lo que más me molesta no es la rendición en sí, ni siquiera el saber que lo haces por no haber trabajado lo suficiente. Lo peor es la sensación de cuando lo aceptas.

Estás estudiando “duramente” y queda poco para el examen. Es entonces cuando por tu cabeza pasa la idea de no presentarte (total, para qué); y, de repente, te sientes aliviado. Te convences de que en otra convocatoria tendrás más posibilidades; ya no tienes que seguir sufriendo. Se calman los nervios, se reduce el estrés. Con suerte sufrirás unos vacuos intentos de seguir luchando. Pero no hay nada que hacer, sólo rendirse a la evidencia. Has fallado y te sientes bien.

De repente parece que hasta tienes tiempo para hacer más cosas. Tiempo que desperdiciarás de todas formas; pero, ¡eh!, te sientes liberado, incluso te podrías ver una película, para el siguiente examen aún queda...

Y todo esto es porque tengo examen de tarde y creo que no me voy a presentar (a quién voy a engañar a estas alturas…). Me he visto claramente sobrepasado, incapaz de estudiar ciento y pico hojas en unas horas. Y he decidido hacer un intercambio con el examen del sábado para el que espero ir mejor preparado (...)

Feelin’ fine

Etiquetas: ,

domingo, junio 13, 2004

Estudiando

No sé si es un recuerdo una invención de cómo debería ser. Pero está claro que el acto de estudiar ya no es lo que era. Cuando era pequeño estudiar consistía en un libro, una mesa, una silla, una lámpara y un examen unos días después; nada más. Te sentabas y pasabas la tarde leyendo en libro una y otra vez hasta que te lo sabías.

Ahora todo ha cambiado. Nada de sillas, mesas y ángulos de 90 grados. El libro ha sido sustituido por folios de apuntes, libretos y apuntes digitalizados. La mesa puede variar de un examen a otro. Puede ser una mesa, puede ser la mesa del ordenador o bien la cama. Por último, los ángulos de 90 han sido sustituidos por una serie de posturas poco ergonómicas.

El reparto suele ser así: apuntes, libretos y cualquier cosa en papel encima de la cama. La silla (y tú tirado en ella, no sentado) en el borde de la cama mirando hacia los apuntes. A tu izquierda el ordenador encendido para posibles consultas digitales.

Pero no acaba todo ahí, los días antes del examen dieron paso rápidamente al día antes del examen. Y pasar toda la tarde leyendo, a pausas continuas; a menudo, más largas que el propio tiempo de estudio.

Sin embargo la vuelta al modelo tradicional, ambiente silencioso incluido tampoco resulta eficaz. Y es que algo ha cambiado, soy incapaz de someterme al “placer” de una larga tarde de estudio, aunque sea el día antes del examen. En el momento en que consigo estudiar un tiempo considerable seguido, me veo tan capaz que me premio con una pausa; y eso rompe el ritmo llevado y la pausa puede verse alargada.

Al final el examen llega y tú te encuentras con unos conocimientos mediocres; a veces confusos, otras aceptables. Pero para el siguiente examen ocurrirá lo mismo porque eres incapaz de retener sensaciones. Así que esa sensación de haberla cagado se perderá en el olvido en pro de recompensas a corto plazo y todo volverá a empezar.

Podría estar acabando la carrera y sin embargo estoy aquí escribiendo esto. Mañana tengo un examen.

Etiquetas: , , ,

viernes, junio 11, 2004

Actualizando

Oooh mierda, debería actualizar un poco esto… A ver, déjame pensar qué puedo poner. Algo interesante tengo que haber hecho estos días. ¿Algo sobre el examen de hoy? Nah, no me gusta demasiado hablar sobre los exámenes. ¿Algo sobre esos adolescentes que se bañaban en una fuente del campo San Francisco? Tampoco, que luego dicen que parezco un anciano que se queja por todo; aunque es tentador… ¿Sobre las votaciones en la facultad? Qué va, eso no le interesa a nadie.

Y, qué tal algo sobre cuando ese perro con ojos rabiosos te persiguió 100 metros. O mejor, cuando ese skinhead se acobardó bajo tu aplastante mirada de superioridad. No, tampoco me sirve. El caniche se paró cuando alcanzó su pelota de tenis, y posiblemente ese tipo calvo de 60 años no se haya fijado en ti... Pues tú dirás, algo habrá que poner que vamos con retraso…

Unos minutos más tarde

¡Nada! No se me ocurre nada. Ni siquiera el jugoso tema de la bollería Mildred me ha parecido suficientemente interesante. Sintiéndolo mucho, creo que no voy a poder actualizar. Sé que os levantáis a las 8 de la mañana deseosos de material fresco, pero me temo que vais a tener que seguir esperando. Estos días sólo me apetece estar tumbado en la cama toda la tarde, sin ningún tipo de preocupación.

En fin, voy a pensar media hora más, con un poco de suerte quizás se me ocurra algo. Ni un placer le pueden dejar a un tipo vago

Etiquetas: ,

miércoles, junio 09, 2004

La revelación

En la vida académica hay situaciones poco deseables, como haber suspendido un examen; situaciones molestas, como haber suspendido un examen relativamente fácil; situaciones horribles como haber suspendido un examen relativamente fácil con un 4 con algo. Sin embargo; y sin llegar a extremos de ser atropellado por una camioneta de la universidad, algunas pueden ser aún peores.

El caso es que en un alarde de fuerza de voluntad cojo un libreto de Teoría de la Programación con intención de hojearlo con vistas al examen del viernes, y mientras tanto intento hacer memoria del examen de Febrero. Apenas consigo recordar dos o tres preguntas y entre ellas, una que no respondí. Se trataba de poner el código del Backtracking (tranquilos, no-informáticos, digamos sólo que es algoritmo de mierda). Recuerdo perfectamente cómo no fui capaz en el examen de escribir ni una sola línea, sabía lo que hacía el código pero jamás había mirado el código en sí. Tras algún garabato infructuoso recuerdo cómo me di por vencido a sabiendas de que no lo iba a conseguir.

Justo en ese momento tengo una visión digna del mismísimo John Smith, y como si de repente despertara una zona muerta de mi cerebro, sé detalladamente qué debería haber puesto. Aún peor; descubro que en realidad era muy fácil y que con pensarlo dos minutos podría haberlo sacado en el examen. Aunque también sigo recordando que en el examen no pude hacerlo.

Con ese mísero punto que podía haberme dado escribir 10 líneas de código habría aprobado el examen. Aunque la verdad, tampoco me ha afectado mucho; debería estar tirándome de los pelos, maldiciendo… Es lo cómo se supone que reacciona una persona ante tal revelación. Y yo sólo fui capaz a esbozar una ligera sonrisa torcida

Etiquetas: ,

lunes, junio 07, 2004

De compras

Leyendo los comentarios del último día me siento presionado a poner un post que os llegue a todos al corazón y que caigamos todos abrazados en un mar de lágrimas. Mala suerte, tendréis que disfrutar una vez más de mi silencio emocional. Sí, sí, lo sé; queréis un post profundo, pero habrá tiempo para todo… que hoy me he comprado un móvil

Así es, mi vena caprichosa ha vuelto a asomar, y lo hace comprándose un móvil de segunda mano en ebay, con cámara. Comprar en ebay es toda una amalgama de emociones. Se podría dividir en 3 fases:

Fase 1. Búsqueda del producto

Ya sea porque realmente lo necesitas; o en mi caso, porque eres un sibarita.

Estás una tarde aburrido en casa y decides navegar un poco por ebay en busca de buenas ofertas; lo más probable es que no encuentres nada. Pero, oh, a tu mente le da igual; se empeña en que quiere un móvil nuevo. Así que entras todos los días hasta que te encuentras con una oferta que parece buena

Pero, un momento, parece buena… ¿realmente lo es? ¿Por qué no puja nadie? Respira, no estás muy puesto en móviles, será mejor que investigues un poco

Unas webs más tarde

Maldita sea, realmente la oferta sigue pareciendo buena. ¿Por qué demonios no puja nadie? Tiene que haber alguna trampa

Tras unos minutos te calmas y decides hacer la puja. Aceptas y… ¿estás loco?! No había pujado nadie, seguro que le pasa algo!

Fase 2. Esperando el producto

Si es la primera compra esta fase es horrible. Cuando jamás has comprado nada por internet el hecho de hacerlo a un tipo corriente no te otorga demasiadas esperanzas. Pero gracias a dios esta no es la primera, así que puedes repartir tus preocupaciones en otros temas

Seguro que el móvil tiene taras; es de segunda mano… ¿En qué estarías pensando? No te gustan las cosas de segunda mano. Algún adolescente catalán ha manoseado durante 5 meses lo que será tu “nuevo” móvil. Te deberías haber gastado algo más y haberlo comprado en una tienda de verdad

Fase 3. Llegada del producto

Finalmente recibes el móvil. Todas las preocupaciones desaparecen. No importa cuánto dinero te has gastado; finalmente, tu apetito consumista está saciado. Eres feliz cuál niño mientras miras cómo brilla tu nuevo móvil…

Etiquetas: ,

sábado, junio 05, 2004

La llamada

A: Buenos días, soy Anabel, ¿en qué puedo ayudarle?

D: Buenos días, quería hablar con el Presidente del Gobierno

A: Sí, un segundo, ahora le paso

(Suena una musiquilla de ascensor. Y al minuto alguien descuelga)

P: Sí, ¿quién es?

D: ¿Es usted el Presidente? Encantado. Soy Domingo Gutiérrez y quería hablar con usted pues estoy muy disgustado

P: ¿Qué le ocurre caballero? ¿Está usted afiliado al partido?

D: ¿Yo? ¡De ningún modo! Verá, he visto en las noticias que ayer usted ganó las elecciones

P: Y el disgusto, ¿a qué se debe?

D: No me interrumpa, por favor. Estoy totalmente en contra de sus ideas. No me parece razonable que usted esté en el poder

P: Tranquilícese caballero, vivimos en una democracia y mi partido ha sido elegido por mayoría absoluta

D: Pero yo es que ayer no pude votar. Caí enfermo de repente

P: Lamento oír eso…

D: El caso es que no le he votado, pero si lo hubiese hecho querría votar en su contra. Exijo una solución

P: Sea razonable, el día de las elecciones ya ha pasado

D: Pero, ¿y por qué tengo que votar ese día y no otro? ¡Es lo que me faltaba por oír!

P: Ha sido así siempre. Se convocan unas elecciones, hay una campaña electoral y un día se reserva para las votaciones

D: ¡Inadmisible! ¡Me va a decir usted cuándo puedo o no puedo votar! Exijo que incluyan mi voto

P: Pero… caballero… lo que pide usted es, cuanto menos, una locura

D: No hay más que hablar. Quiero votar en su contra y conozco a más gente en mi misma situación. Nos oponemos firmemente a su elección y nos negamos a acatar cualquier decisión que usted tome

P: … pero, la mayoría…

D: ¡Tonterías! Esos no me representaban a mí. Exijo una solución inmediata o no seguiré ninguno de sus mandatos

(Domingo cuelga el teléfono enfadado)

D: Incompetentes...


Etiquetas: ,

jueves, junio 03, 2004

All we need is just a little patience

La paciencia es sin duda la más inútil de todas las virtudes. Os planteo una situación: Estás en el cine, clase, charla o similar. Todo el mundo está hablando y te estás perdiendo parte de lo que has ido a ver. Como repartir odio por mucha superficie sólo consigue diluirlo, decides concentrar todo tu odio en algún grupo cercano.

En un principio tu paciencia te lleva a no hacer nada, sólo odiar. No lo entiendes. ¿Por qué hablan? ¿Si tienen la boca cerrada su cerebro no aguanta la presión y explota? ¿Por qué se encuentran en el mismo recinto que tú si está claro que ellos no quieren estar?; no consigues recordar a nadie que te amenace si no vas

Así que aguantas un tiempo, tanto como pueda tu paciencia. Pero llega un momento en que ésta se acaba. Aquí ya no eres un ser racional, decir algo al grupo que te molesta implicaría gritos, insultos y (tratándose de mí) puñetazos en la mesa.

Pero recapacitas. ¿En qué posición te dejaría eso? Serías el malo de la película; desde su punto de vista serías un tipo que, sin venir a cuento, se les acerca y les grita; un loco cascarrabias. Tú tienes la razón y, sin embargo, vas a perder… No puede ser. Es entonces cuando decides decírselo pero calmadamente. Grave error; estando ya calmado tu paciencia se vuelve a activar y vuelves al principio del bucle.

Y no hay más opciones, una úlcera o ser la reencarnación del mal (pero sin todo el atractivo de lo malvado)


Etiquetas: , ,

martes, junio 01, 2004

El móvil delator

Vaya hombre, estoy cenando tranquilamente cuando suena mi móvil, me ha llegado un mensaje. Me levanto, lo cojo... y la cámara pasa a tercer plano. Allí estoy yo petrificado, sintiendo como el pánico recorre mis venas.

El mensaje no empezaba demasiado mal, pero sabía que no podía acabar bien. Era un viejo amigo con el que no hablaba hace mucho tiempo. Estaréis pensando que por qué no me alegro… No es que no me alegre, pero qué conversación puedo mantener con alguien al que no veo desde hace 3 o 4 años y que sólo coincidíamos un mes al año; en Agosto cuando me iba de vacaciones.

Pero volvamos al mensaje. Pues resulta que el chaval me saluda (lo típico, cuánto tiempo, no te acuerdas…) y me pide mi dirección de msn para recordar viejos momentos. Una sombra se cierne sobre mí. No es como hablar un poco por teléfono o mandar una carta (cosas que tampoco me gustaría hacer) es tenerle ahí todos los días. Rememorar tiempos pasados no creo que dé para más de un mes. ¿Y luego qué?, conectarse a internet y tenerle ahí… sin nada que decir. No teníamos demasiadas cosas en común antes ni me puedo imaginar ahora. ¿Qué es lo que me queda, pasar a “modo hipócrita” y tener conversaciones que no me apetece tener?

El móvil sigue encima de la cama con el mensaje puesto y no hago más que mirarlo de reojo. Casi puedo oír su zumbido como el corazón de Poe. Con lo tranquilo que estaba cenando…

Etiquetas: ,