PreludioDías antes de que me llamaran para trabajar en Asturias había organizado un maratón de entrevistas para ahorrarme algún viaje. El plan era tener el mayor número posible de entrevistas en un par de días y, evidentemente, en la misma ciudad. La cosa no salió muy bien: El lunes tenía que haber ido a A Coruña y el martes tenía dos en Madrid. Mi hermano tenía que ir a Valladolid esos dos días, así que llamé a los primeros a ver si me la hacían allí porque también tenían una sede. La cosa no pintaba mal: podría ir en coche a la primera entrevista, pasar la noche en un hotel pagado por los jefes de mi hermano e ir hasta Madrid. Además los del martes decían que sabría en la propia entrevista si me cogían o no.
Hubo suerte y me llamaron antes de que comprara ningún billete (aún no me habían confirmado si me cambiaban la entrevista), así que tocaba cancelar todas las reuniones. Lo típico es que te den la enhorabuena y te den las gracias por avisar. Pero eso no pasó con todas.
Primer ActoLa comunicación con esa empresa ya había sido distinta desde el principio. No me llamaron, me mandaron un mail. Y no un empleado cualquiera de rrhh, sino el director de ese departamento. Además me explicó muy detalladamente lo que hacían porque les comenté que no tenía experiencia en su campo, cómo organizarme para ir, se ofreció en llevarme él mismo de vuelta a Madrid desde una localidad cercana...
Les escribí pidiendo disculpas porque se habían tomado muchas molestias y tal. Ellos me contestaron que no pasaba nada. Pero tres días después de el mail protocolario de despedida me mandan un mail totalmente distinto. Éste empezaba tal que "
Lo siento, pero no quisiera molestarte, ya que has tomado tu decisión y debiera ser suficiente. No obstante, no dejo de preguntarme porqué aceptas la oferta".
Después me explica ampliamente que Madrid es un sitio mejor para avanzar laboralmente. Que buscar un piso para compartir es un poco molesto al principio pero que no es para tanto, que la gente lo hace continuamente.
Por último también me dice que es de Asturias, que tiene un piso en Oviedo y que sólo va de visita, que en Madrid se vive bien. Se despide con un toque de humor: "
Bueno guaje, anímeste? Nun quiero pasame de la raya… Si cambies de opinión y quiés intentalo, ya tas avisáu onde toy."
Segundo ActoLe respondo que me ha hecho gracia el correo. Que había aceptado la oferta en Asturias porque era la primera oferta que me hacían. Y para que no insistiera demasiado le pongo dónde es y el salario. Después de todo es en un empresa mucho más importante que la suya y el salario es el mismo. No obstante, vuelve a la carga.
De una forma muy elegante siembra la duda sobre la calidad de su rival. "
Bueno, no seré yo quien hable mal (ni bien) de ese centro ni de esa empresa". Después de empieza a comentar lo que tendría con ellos.
Primero, de las dos entrevistas que tendría que pasar, me dice que la suya la tengo superada ("
dos entrevistas, una de ellas conmigo, la otra con el director técnico, así que ya tienes el 50%"). Y añade que como ya pasé la de Asturias seguramente pase la otra (sube el porcentaje al 80).
¿Tengo que recordar a los bondadosos comentaristas que ni he hablado con este señor por teléfono, ni he ido a ninguna entrevista? Vamos, que no me conoce de nada. Que soy un recién titulado sin experiencia laboral y me tira los tejos como ni fuese la mano derecha de Gates.
En fin, comienza a hablar de dinero. Si me cogen me pagan el viaje, si trabajas bien suben el sueldo cada seis meses hasta aumentarlo casi la mitad, dan generosos cheques de comida, participas en los beneficios, primas por certificados, etc...
A estas alturas yo ya no sabía qué hacer
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