Abe's Brain

domingo, octubre 01, 2006

Matemáticas y otros ruidos

Hace un mes se me ocurrió que era bueno comenzar a preparar los exámenes de septiembre. Simultáneamente, a los vecinos de mi edificio se les ocurrió que ya era hora de comenzar las obras en el portal. Dichas obras iban a empezar en febrero, luego en junio y finalmente en septiembre. No sé si veis la relación fechas – exámenes, vosotros no sé, pero yo creo que es premeditado para tocarme las narices lo máximo posible. En las dos anteriores convocatorias me había librado, pero ya estaban los, esperemos que esta vez competentes, obreros haciendo ruido y yo con los apuntes de Numérico en la mano.

Como alguien pensó que me podía abstraer de los ruidos más o menos constantes de una obra, había que ir más lejos. Así que mi hermano se vino de Madrid con intención de quedarse y puso la tele a volumen alto, en mi nuestra habitación. ¿Resultado? Digamos sólo que ya era casi imposible oírse pensar y mucho menos estudiar o programar.

No era plan de cagarla una convocatoria más (al menos no estrepitosamente… aún más), de modo que, armado de valor y una carpeta, me fui a estudiar a la facultad. La cosa no pintaba mal; quedaban muchos días, con ir unas cuantas horas cada día seguro que hasta sacaba buena nota. Je.

En el aula apenas había unas 6 ó 7 personas. Me senté, saqué mis cosas y, hala, a estudiar se ha dicho. Bueno no, en realidad me pasé un buen cacho haciendo como que estudiaba. Acababa de recordar que no solo no me gustaban las bibliotecas por eso de la gente, sino que tampoco podía leer unos cuantos blogs o webcomics para coger fuerzas antes de ponerme a trabajar. Y ahí estaba yo, leyendo fórmulas matemáticas; método que estudio que no resultó bien en junio.

Después de una hora había hecho dos o tres ejercicios, y de los más fáciles. De pronto, alguien se apiadó de mí y todos los que estaban estudiando se fueron. Se debían de conocer e irían a tomar algo, porque no recuerdo haber gritado ningún “¡Para con el puto boli!” o “¡A cuchichear vete a tu puñetera casa!”. En fin, que ahora estaba solo y tranquilo; vamos, como en casa.

De lo que me di cuenta un rato después es que estaba realmente como en casa. Es decir, con la mirada perdida en el infinito y pensado en cualquier cosa que no fuera Numérico. Como, a fin de cuentas, el tiempo que conseguía concentrarme en estudiar lo aprovechaba bien decidí quedarme allí.

Reconozco que no aguanté mucho el ritmo. A los dos de subir decidí que mucho mejor quedarme en casa y estudiar cuando mi hermano no estuviera. Si bien la idea no era mala, mi hermano resultó un poco más casero de lo que me hubiera convenido. No fue hasta dos días antes del examen, cuando se fue a Madrid para seguir trayendo cosas cuando yo pude estudiar en serio. Estaba jodido, una vez más.

Menos mal que para junio había estudiado (aunque no había hecho ejercicios). Hice bastantes ejercicios que estaban en la web de la asignatura; pero ninguno de examen, que eran muy difíciles.
Para la parte práctica, la noche anterior, me aprendí el código de 4 funciones de memoria (sí, a estas alturas de la carrera y haciendo eso) porque no entendía bien todo lo que hacían y no tenía tiempo de entenderlo, y no eran exactamente de una línea. Y ahí le solté una en el examen, explicada por encima para que no se notara mucho.

Menos mal que aprobé porque, conociéndome, para la siguiente convocatoria vuelvo a hacer exactamente lo mismo, obras en el edificio incluidas.

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2 Comments:

Blogger Tania-chan

¿Sabes? Siempre quise saber qué piensas en esos momentos...

Seguro que nada bueno :PPPPPPPPPPP

:-)

5/10/06 17:38  
Blogger Abe

Nada en especial o que pueda explicar, no es que me limite a un pensamiento... Simplemente me evado, visualizo los pensamientos y no me doy cuenta de dónde estoy mirando

P.D. Pervertidos

6/10/06 19:22  

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