Su tabaco, gracias

Vale, ya lo sé, no soy la persona más sociable del mundo. El otro día llegué al examen de Tecnología Electrónica y, sin pararme ni quitarme los cascos, entré en el edificio, hice una pasada rápida por los que allí estaban, seguí caminando y me senté solo en una ventana a 10 metros de cualquier persona. Y allí estuve unos 10 minutos hasta que decidí apagar el discman y acercarme por si nos llamaban para entrar. Todos eran compañeros de clase, pero nadie con los que suela hablar (sí, esa inmensa cantidad de personas). Sin embargo, si alguien se me hubiera acercado alguien y me hubiera preguntado algo no hubiera tenido ningún problema en hablar con él.

Y es que hay mucha diferencia entre ser poco social y ser arisco o maleducado. Ahí es a donde vamos, a la educación. Considero que la educación (la buena) debe estar por encima de ser o no sociable. Ya sabéis, cosas como saludar a tus vecinos cuando te los cruzas, dar las gracias, etc... Pero hay gente que parece no estar de acuerdo. Me repatea entrar en un edificio, encontrarme con alguien, decirle "hola" y recibir el viento por respuesta. Es jodidamente molesto; o sea, yo, ¡yo!, persona a la que a veces la gente que pasea por la calle le molesta, te estoy diciendo "hola". ¿Realmente te parece tan duro espetar un maldito saludo? En fin, menos mal que en mi edificio somos pocos vecinos y estas cosas no pasan.

¿Que a qué viene que el tipo este nos de la brasa con ésto? Os pongo en situación: sábado por la mañana, Abe tiene que ayudar en el estanco, Abe pierde tiempo de estudio. Después de una hora llevo tabaco a un bar como cualquier otro de los de ese día...

Entro en el bar. -Hola-, digo según entro por la puerta. Algunas cabezas se giran hacia mí, para volver al instante a su posición original. En ese momento una voz dice en mi cabeza; -bueno, ¿te crees que estás en el despacho de delegación o es que quieres ser como Norm?- Hola, vengo del estanco... -, esta vez ya en la barra y con la dueña delante de mí.- ... -, la dueña coge el ticket y se va a la cocina.- ... -, un minuto después vuelve y sin decir nada va poniendo el dinero sobre la mesa. Cuando acaba me da la espalda y vuelve a su trabajo.

Bien, páralo ahí. En serio, vengo a traerte tu puto tabaco sabiendo que no me van a pagar por ello. Vengo del estanco, no del Telestanco ni del EstancoMóvil. Estoy perdiendo mi, en esos momentos, jodidamente valioso tiempo para bajarte el tabaco hasta tu bar, cosa que dudo bastante que esté entre las ocupaciones de un estanco. Lo mínimo que podrías hacer es darme las gracias; ¿qué digo?, saluda por lo menos. Joder, no te pido que me preguntes como me va el día o que me cuentes una anécdota graciosa. Sólo un simple intercambio de formalismos profesionales, "hola", "aquí tienes", "¿está bien?", "gracias",...


Pues no, no ocurrió nada de eso. Así que cogí el dinero y me fui. De la que me iba, lejos de perder la esperanza, dije un hastaluego. "Taluego", llegó a mis oídos; y, descartando al loro de mi derecha, supuse que era la dueña. Abandoné el local con ganas de decir un "ves como no era tan difícil mujer, ¿te ha dolido?"