Time ain’t nothing but time

Cuando llega la época de exámenes es cuando más hecho en falta el tiempo. Pero no el tiempo necesario para estudiar, sino el tiempo para hacer todo lo demás. Quisiera tener tiempo para estar tumbado en el suelo en la penumbra, tiempo para ver películas que no he visto, para volver a ver película que sí he visto, tiempo para leer, tiempo para volver a jugar a buenos juegos de ordenador, tiempo para aprender cosas que me eduquen más como persona que como informático, tiempo para escuchar música, tiempo para estar sentado en la terraza viendo a la gente pasar y tiempo para malgastar.

Durante el resto del año sí he tenido ese tiempo, pero es ahora cuando desearía haberlo aprovechado. Desearía haber reservado tiempo para todas esas cosas cada día y también para estudiar, y así tendría tiempo para hacerlas ahora también. Pero durante el año, internet come gran parte del día. Es absurdo que esté deseando que empiece el curso para volver a tener tiempo para descansar. Me digo a mí mismo que procuraré no volver a desperdiciarlo, pero no sé si creerme; la experiencia me dice otra cosa.

Estos días no debería poder permitirme tener tiempo, sólo tiempo para estudiar. Pienso que sólo son 15 días, que por una vez en mucho tiempo podría aprovecharlos. Que dentro de unos meses, seguramente, lo agradeceré. Pero no puedo evitar quedarme absorto en mis propios pensamientos, mientras los apuntes descansan sobre la mesa. Aunque rápidamente vuelvo en mí diciéndome que sólo son 15 días, que por una vez en mi vida haga algo con una mínima planificación de futuro. Me convenzo, me engaño, me chantajeo y, finalmente, retomo la lectura. Creo que aún hay esperanza.

Hoy he empezado a estudiar…