Objects in the rear view mirror may appear closer than they are

Supongo que no debería haber dejado esto tanto tiempo sin actualizar. Debería haber hablado de cuando dejé la becaría, de las múltiples discusiones en las prácticas de la autoescuela o de junio; pero bueno, qué se le va a hacer. Como lo propio es hablar de lo más reciente me saltaré esos temas y pasaré a hablar directamente sobre los exámenes de conducir.

Bueno vale, sólo comentar brevemente que no pensé que fuera a tener tantos problemas con el profesor. Sí, en mi ignorancia, creí que iba a ser algo más llevadero, olvidándome de que lo cierto es que nunca fui el alumno que un profesor querría tener. Me imaginaba que el mayor problema sería llegar a un acuerdo con la radio, no reprimir las ganas de pegar un frenazo a ver si le sacaba por el limpiaparabrisas. Idiota que es uno.

Ahora que ya no le tengo que ver más (huy, he fastidiado el final) puedo decir esas cosas de “él sólo quería convertirme en un buen conductor” o “en realidad era un buen hombre”. Que seguramente lo es; pero, al igual que yo disto mucho de ser un buen alumno, el dista mucho de ser un buen profesor.

Vale, introducción hecha, pasemos al primer examen.

La verdad es que fue bastante mejor de lo que esperaba. Me noté bastante tranquilo… está bien, casi salgo en punto muerto pero luego fue todo como la seda. Digo que no estaba nervioso en tanto no me temblaban las manos y estaba bastante concentrado, porque lo cierto es que, esperando en un semáforo, entre el intermitente y los latidos de mi corazón, casi me vuelvo loco. Pero, que yo recuerde, en marcha no lo notaba. Después de un buen rato conduciendo, me manda parar donde el Palacio de los Deportes. Me cambio al asiento de atrás convencido de que había aprobado.

Al menos al principio, porque la chica que iba detrás de mí sí que debía de estar muy nerviosa: salió sin poner intermitente, avanzando un rato antes de poder salir del todo y se metió por otro camino. Mala cosa, pensé; seguramente la chica ni se ha dado cuenta y, del mismo modo, yo pude haber hecho sin haberme enterado pifias. Cuando la chica acabó (y no lo hizo muy bien), sí me comentó el profesor que no había aprobado.

¿Razones? Haberme pegado demasiado a la derecha en una calle con aparcados en doble fila (medio examen) y ya al final, cuando buscaba para aparcar, no dejé pasar a una señora en un paso para peatones (otro medio). Yo ni vi a la señora ni el paso de peatones, estaba ocupado buscando sitio :P Creo que tenía unas leves de marchas (se me caló una vez :S) y algo de un cruce.

Hoy segundo examen.

Mi profesor se puso enfermo el domingo y lo tuvieron que ingresar, así que estábamos para examen 6 personas y sólo un coche. Yo salí el tercero, desde el Palacio. Primer problema; nuevo profesor, nueva forma de conducir. En el primer examen el otro me ayudó un poco con los pedales, el típico aviso para que frenara un poco o lo que fuera. Con este era exagerado, no era un aviso o un consejo, no había otra opción. Era como intentar acelerar con un ladrillo debajo del pedal. Llegó un momento en que me tuve ganas de decirle que parara de una puñetera vez, que no era normal. Si el otro se quejaba de que a veces iba muy despacio con este era imposible ir deprisa.

Desde el Palacio cogí la autopista hasta la Central Lechera (creo), donde me mandó aparcar en batería. Genial, os vais a reír pero creo que de las 6 veces que he aparcado en batería, 2 le metí ostia al coche más alejado :). Para añadirle más dificultad miro hacia atrás y el examinador me tapa la ventanilla por donde miro la referencia. No se me ocurre nada mejor que comentárselo. El tipo, que era bastante faltoso, me señala que tengo bastantes espejos por donde mirar. Yo, lejos de arreglarlo, comienzo dar marcha atrás mientras refunfuño que no es así como me enseñaron. Milagrosamente, no sólo no le doy a ningún coche, sino que entro a la primera. “Inmovilice el vehículo y cámbiese con su compañero”

Mal asunto. Como he dicho había estado muy poco tiempo, así que o el tipo tenía mucha prisa o había hecho una cagada bien grande. Yo creía haberlo hecho bien pero claro, empiezas a pensar en ti, con cara sonriente, circulando en dirección contraria por la autopista mientras el resto de coches se van estrellando a tu alrededor.

El chaval que lo hizo detrás de mí sí tuvo unos cuantos errores (era su primer examen). No atinaba a poner bien el limpiaparabrisas (y para colmo el idiota del examinador le empezó a increpar). Pero cuando parecía que volvíamos al Palacio, con el chaval suspenso. Le hizo meterse por unas cuantas calles cercanas, probablemente para poder rematar la faena (igual todo lo anterior eran leves; aunque recuerdo algún paso de cebra como el mío en el primer examen). Finalmente lo consiguió cuando nos quedamos parados en el carril del sentido contrario, esperando por un semáforo, al incorporarnos a una calle. Los del otro carril también esperaban por un semáforo un cacho más lejos, pero bueno.

En fin, cuando me dijeron que había aprobado no pude evitar dos cosas. Sonreír porque no tendría que darle las gracias al otro profesor ni morderme la lengua para no decirle que sus alumnos nuevos bien harían en cambiarse con otro. Y, ya camino hacia casa, soltar un “aprobé… coño”, sacando toda la rabia porque, quizás, podría haber aprobado en el anterior



P.D. Mis planes de ganar el coche que sorteaban en OviedoTiendas no han salido como esperaba. Plan B… sorteo de la Nueva España