That ain't workin'

Para celebrar mi primer día de vuelta al curro, he llegado (un poco tarde, pero no por mi culpa), he mirado el correo interno y, como no tenía ningún mail que no fuera para felicitar las fiestas, me he puesto el Sam’s Town de The Killers mientras miraba mis RSS. Como cuando acabó seguía sin tener correos o llamadas he pasado, por un lado, al Dark Light de H.I.M. y, por otro, a mirar blogs que no miraba desde que empecé a trabajar en abril del año pasado. Después me he ido al café. A la vuelta la existencia de vida de los jefes seguía sin estar confirmada, así que ante el aburrimiento he empezado a navegar entre los links de mis blogs habituales.

Al hacer esto se me ocurrió hacer otro post de esos en los que pongo enlaces a otros blogs de personas que no conozco. De modo que entre en Google Reader, en el nodo de blogs… y flipé. No me había dado cuenta de la cantidad de blogs que leo de gente que ni conozco absolutamente de nada, salvo por el blog en sí. Y son páginas de gente normal (supongo), con historias y anécdotas más o menos normales… que me encanta leer y no sé por qué. A lo mejor a los más avezados en la blogosfera les parezcan pocos, mas yo no soy lo que se dice una persona muy sociable, rara vez me molesto en conocer a nadie que no conozca ya. Quizá en el fondo soy un cotilla, o un adicto a las telenovelas. Pero es que no lo puedo evitar, he hecho clic en uno, he leído un post, dos, tres… he pasado a leerlo desde el principio… hasta la hora de comer. Y sé lo que acabará pasando: lo acabaré de leer entero, luego entraré de vez en cuando (algún fin de semana aburrido) siguiendo los links, y dentro de unos meses lo remataré añadiéndolo al lector de RSS.

Si es que no tengo remedio.